1. Elogiar y no ridiculizar.
Elogiar es sinónimo de reforzar y significa reconocer los comportamientos positivos de nuestra hija o hija. En numerosas ocasiones, las familias creen que el buen comportamiento debe ocurrir sin más, que es “obligación” de sus hijos/as y que el mal comportamiento debe castigarse. No debemos dar por supuesto que el buen comportamiento y la sana autoestima aparecen por sí misma, sin intentar nada por nuestra parte. El niño o la niña necesita que se le reconozca las pequeñas cosas que diariamente hace y que pasan desapercibidas para los padres y madres. Un ejemplo: Si vuestro/a hijo/a se levanta por la mañana con decisión para ir al colegio, es una buena ocasión para que reciba un comentario halagador por vuestra parte: “Me gusta cómo eres capaz de levantarte tan rápido por las mañanas”. Es decir, se trata de elogiar o reforzar los comportamientos adecuados que tienen lugar en la casa con el objetivo de aumentar el sentimiento de valía personal de vuestros/as hijos/as. Sin embargo, debemos tener cuidado con el elogio o refuerzo excesivo. En este sentido, sabed que el refuerzo debe ser sincero, sin exageraciones y de acuerdo con los comportamientos que deseamos aumentar. En el caso de fomentar la autoestima, el refuerzo deberá estar dirigido a aquellas conductas que manifiesten su valoración positiva. Si, por ejemplo, observamos un comentario que dice “Esto es muy difícil, pero si lo intento me puede salir bien. Probaré a ver qué pasa”. Esto sería suficiente motivo para que le dijésemos “¡Eso está muy bien!”. Es muy importante, que en estos refuerzos expresemos nuestra emoción positiva de orgullo, de alegría, de satisfacción por lo que nuestro hijo o hija ha dicho.
2. Descubrir sus cualidades.
¿Qué cualidades puede tener nuestra hija o nuestro hijo, que no conozcamos suficientemente bien? Aunque los padres y madres conozcan bien a sus hijos, es muy probable que no se conozcan bien todas sus cualidades, de ahí que sean muchos los niños y niñas que solamente piensen en las cosas que le salen mal.
La búsqueda de cualidades personales que pueda tener nuestro hijo o hija las hemos de identificar en lo referido al ámbito escolar, al familiar, a su tiempo libre y a las relaciones con los amigos y amigas, compañeros y compañeras.
Una vez que conozcamos sus cualidades hemos de darle la oportunidad para que demuestre sus capacidades con frecuencia. Todo esto le hará sentirse especial y capaz en esas habilidades. Pasado un tiempo podremos seleccionar otras cualidades y actuar de manera similar. Como consecuencia de ello, el niño o la niña debe aprender a autorreforzarse, es decir, a dirigirse comentarios o pensamientos positivos y agradables sobre lo que hace adecuadamente, porque eso le permitirá sentirse más feliz y a gusto con él mismo o con ella misma.
3. Decirse cosas agradables de sí mismo/a.
Hay ocasiones en las que es importante que el propio niño o niña se diga cosas agradables y bonitas a sí mismo/a. Esto tiene una doble función: en primer lugar el reconocimiento de la valía personal y en segundo lugar, como una estrategia de autoayuda cuando el niño o la niña tiene especial tendencia a resaltar solamente lo negativo.
4. Mejorar su imagen corporal.
Los padres y madres podéis ayudar a vuestro hijos e hijas a mejorar su imagen personal, enseñándoles normas sobre higiene personal, limpieza, vestido, aseo, aspecto externo, etc. en el caso de los hijos o hijas adolescentes, cuando manifiesten dificultades sobre su imagen corporal, los padres y madres deberán explicarles que esos pensamientos no son adecuados para encontrarse a gusto consigo mismos, que deben entender los cambios como normales de la edad, y ayudarles a centrar sus pensamientos en otros aspectos personales que sean positivos (creatividad, alegría, compañerismo, cualidad, etc.).
5. Mejorar otros comportamientos.
Como hemos dicho anteriormente, es muy importante que vuestro hijo o hija descubra cuáles son sus cualidades, para que le ayude a mejorar su autoestima. Sin embargo, también deben descubrirse aquellos comportamientos que deben modificarse, porque no son suficientemente adecuados.
Este estilo de corregir los comportamientos inadecuados de vuestro hijo o hija no le infravalora. Aunque es comprensible que a veces la gota colma el vaso y los padres o madres estallan, sin embargo debe intentarse el autocontrol porque ni beneficia a la salud emocional de los padres, ni ayuda a que los hijos cambien su comportamiento.
6. Ayude a su hijo a tolerar frustraciones.
“No siempre conseguimos lo que queremos y ello no debe ser motivo de infelicidad ni de alteración de nuestro comportamiento”. Este es el mensaje que debemos transmitir a nuestro hijo o hija ya desde pequeños. Cuando nos pide chucherías y entendemos que eso no les beneficia, deben aprender a no reaccionar bruscamente con una rabieta. Cuando el berrinche existe y los padres o madres ceden, lo que está aprendiendo el niño o niña es que necesita una rabieta para poder tomas chucherías y no entenderá que no siempre se consigue lo que uno quiere.
En el plano de la autoestima debemos transmitir a nuestros hijos e hijas que no deben desanimarse o deprimirse cuando alguna cosa que deseaba no la consigue, porque no depende de sus esfuerzos, sino de otras circunstancias ajenas a él o ella. Nos podemos sentir a disgusto con nosotros mismos y echarnos la culpa por no haberlas conseguido. Todo ello debemos evitar, el que nuestro hijo hija se autoculpe que las cosas no le van bien. Una manera de actuar es cambiar los pensamientos negativos por los positivos, evitando siempre la autoculpabilización de los problemas que nos afectan. Un ejercicio válido para ello es:
– Imagina que este fin de semana pensabas habértelo pasado muy bien con tus amigos o amigas y, sin embargo, no ha sido así. ¿Qué deberías pensar para no sentirte ni culpable ni desanimado?
– Pensabas sacar un notable en Lengua, pero no ha podido ser, has sacado sólo un 5 justito. Un pensamiento adecuado sería…..
7. Enseñarle a sentirse orgullos@ de sus logros.
Se trata de que el niño o niña aprenda a valorar sus éxitos personales, expresando sentimientos de satisfacción. La satisfacción por sí mismo/a y por lo que consigue aumenta la autoestima. Llevado a la práctica podemos indicarle a nuestro hijo o hija que nos hable y nos cuente cosas de sí mismo/a: que nos responda a la pregunta: ¿De que te sientes orgulloso u orgullosa?
8. Enséñele a identificar bien cuáles son sus emociones y sentimientos.
Todos sabemos bien qué es la felicidad, la tristeza, etc. Sin embargo, reconocer que actuamos bajo la influencia de estas emociones resulta un poco más difícil. A los niños y niñas podemos enseñarles a que identifiquen cuando sienten ellos alguna de estas emociones. Por ejemplo, nos puede indicar su estado de ánimo formulándole algunas preguntas cuyas respuestas pueden ser motivo de diálogo y comentario:
¿Cómo te sientes cuando… ?
De igual modo, le podemos proponer a nuestro hijo o hija que nos cuente las situaciones o experiencias que haya tenido y haya sentido: contento, triste, sorprendido, asustado, enfadado, etc.
9. Valorar sus opiniones.
Nuestro hijo o hija no debería pensar: Lo que yo digo no cuenta. Sus opiniones deben ser tenidas en cuenta, de acuerdo con la edad, pero siempre su aportación y su participación. Debatir con ellos, comentar, analizar los problemas, escuchar sus opiniones, etc. Tareas muy sencillas que ayudarán de manera importante a que nuestro hijo/a se autovalore y piense, que lo que él o ella dice es importante, tanto como lo que dice el resto. Debemos enseñarle a….
a) Antes de hablar debes pensar bien las cosas que quieres decir
b) Habla despacio, con claridad, sin prisas.
c) Mira a la cara de la persona con la que hablas
d) Emplea un volumen adecuado de voz. No se necesita gritar para hacerse entender.
e) Sitúa tu posición frente a quien hablas, no le des la espalda o de lado
f) Respeta el turno de palabra cuando hables con los demás
10. Vuestro hijo o hija debe sentirse alguien importante de la familia.
Ello puede desarrollarse escuchándoles, haciéndoles participar en todos los asuntos familiares que los padres o madres estiméis oportuno. Podemos consultarle a nuestro hijo o hija algunas cosas para que él se exprese y nos diga cuál es su opinión, lo que piensa al respecto, valorando sus aportaciones, más por el hecho de participar y aportar, que por la validez o no de lo que haya expresado. Haciéndolo así, estamos educando su responsabilidad y su sentido de la participación.
11. Comunicación fluida con tu hijo/a.
La buena comunicación es la base fundamental en la convivencia familiar. A pesar que el estrés caracteriza muchas veces la vida de los padres y madres, siempre deberían buscarse los momentos del día adecuados para interesarse por las cosas y los problemas de vuestros hijos e hijas, manteniendo conversaciones afectuosas, debatiendo y comentando temas familiares y de intereses comunes o personales. Con ello se pretende animarle a que exprese ideas porque comunicarse adecuadamente con él o ella nos permitirá conocerles mejor. Aunque siempre se ha dicho que los padres o madres son los que mejor conocen a sus hijos e hijas, a veces nos llevamos sorpresas impensables respecto a su comportamiento en el colegio, con amigos o amigas, que, creyendo conocer, resulta que no era como pensábamos. Para que ello no ocurra es de gran importancia la comunicación: deberemos mantener conversaciones habituales sobre su vida, sus intereses, etc.
12. Celebrar los éxitos de vuestros hijos e hijas.
Aprobar un examen, hacer un trabajo limpio y ser felicitado por la maestra o el maestro, hacer nuevos amig@s, etc, son ejemplos de pequeños éxitos que vuestros hijos experimentan y que necesitan poderlos compartir con los demás, para que les sean reconocidos sus méritos, sus capacidades y sus esfuerzos por conseguirlos y alcanzarlos.
13. Evitar la sobreprotección.
Cuando su hijo o hija tiene alguna dificultad, debilidad… por lo general se tiende a que las familias tienden a sobreprotegerle. Por ejemplo, evitar que salga de excursión por si tiene algún percance, o hablar por él o ella. Los padres y madres deben hacerle madurar poco a poco, hacerles responsables de sus cosas, de lo que dicen y cómo actúan.
14. Los padres y madres deben ser buenos modelos de autoestima.
Si queremos que nuestros hijos e hijas posean una sana autoestima deberemos mostrarnos como modelos que sí tenemos una autoestima adecuada. Los hijos e hijas deben percibir en los padres y madres todos aquellos valores que forman parte de una sana autoestima: responsabilidad, esfuerzo, afecto, comentarios amables, etc.
15. Mostrar flexibilidad ante el comportamiento de los hijos e hijas.
Es necesario que en la familia existan unas normas adecuadas para que todos las cumplan y haya un buen clima familiar. Son normas comunes: horario de salidas, cuidar las cosas, colaborar en las tareas domésticas, etc. Cada familia las establece y hace cumplir aquellas que estime que son más adecuadas al sistema de valores o estilo de vida que tienen los padres.
16. Conocer a los amigos y amigas de nuestro hijo/a.
Esto es bueno porque se desea que quienes sean amigos/as de nuestros hijos/as pueden ser también modelos para ellos. Si un amigo/a de nuestro hijo/a es muy simpático/a y sabemos que la simpatía es un valor que nosotros deseamos para él, si se reúne con personas simpáticas podrá beneficiarse educativamente de imitar ese comportamiento. De igual modo actuamos para con otros comportamientos como la responsabilidad, el estudio, la amistad, la sinceridad, la ayuda, etc. Todos ellos constituyen valores deseables para que nuestros hijos/as los imiten.
17. Dedicarle el tiempo necesario.
A pesar del poco tiempo disponible de los padres y madres a diario, es deseable que encontremos momentos en los que intensifiquemos la comunicación afectiva con ellos, para interesarnos por sus vivencias y cosas.
18. Fomentar que nuestro/a hijo/a se relacione con grupos.
El vínculo con un grupo se puede fortalecer participando en excursiones, deportes, etc. La pertenencia del niño/a en un grupo desarrolla el sentimiento de vinculación hacia dicho grupo y, a su vez, le da seguridad. Es una manera de desarrollar uno de los componentes de la autoestima.
19. Desarrollar su creatividad.
La creatividad se aprende, al igual que otros comportamientos. Los padres y madres debemos de estimular el sentido creativo de nuestros hijos e hijas, animándoles a realizar tareas o actividades específicamente dirigidas a ello, como: inventar juegos, pintar carteles, construir artefactos, o seguir un programa concreto de creatividad.
20. Ayudarle a proponerse metas.
Para conseguir cualquier cosa, debemos proponernos una meta, incluso para conseguir pequeñas cosas diarias. Si queremos que nuestro hijo o hija consiga ser ordenado/a, deberemos acordar con él o ella el conseguir cada día pequeños logros. Proponerse pequeñas metas exige desmenuzar lo que queremos conseguir en pequeños pasos.
21. Enseñarle a ser responsable.
A todos los padres y madres os gustaría que vuestros hijos e hijas fuesen responsables en cuanto a sus comportamientos. La responsabilidad es una característica de los comportamientos que estimamos que son los adecuados para que la convivencia familiar funcione. Por ejemplo, una actividad dirigida a fomentar la responsabilidad sería:
“Una amiga te ha prestado un juego de ordenador y después de pasar mucho tiempo todavía no se lo has devuelto” Lo que tú deberías hacer es ”
22. Interesarse por cómo le va en el colegio.
Interesarnos por los estudios y las relaciones con los compañeros y compañeras es una manera de brindarle seguridad afectiva. Los padres y madres deben fomentar los pensamientos positivos que ya comentamos en apartados anteriores. Se trata de crear la actitud favorable de no perder la ilusión, la esperanza, el entusiasmo y el deseo por superar los problemas escolares que puedan surgir, como sería el caso de las tareas que puedan resultar difíciles.
23. Fomentar la autonomía personal.
Un objetivo importante en la educación de los hijos e hijas es que aprendan a cuidar de sí mismos/as, y para eso hay que enseñarles los conocimientos y las habilidades que necesiten para valerse solos. Fomentar la autonomía personal favorecerá el desarrollo de la autoestima. Para ello es importante dos tareas: dele responsabilidades
en la familia, y déjele que aprenda a realizar tareas por sí solo/a.
Descarga aquí un recordatorio de estos consejos para mejorar la Autoestima de tus hijos e hijas.